Viajar en temporada baja, ir de vacaciones a destiempo o cuando todo el mundo vuelve, tiene muchas ventajas. Y es que lo que para unos conlleva la vuelta a la resignada rutina, para otros significa el comienzo de esa época por la que tanto han suspirado: las vacaciones. No solo tienes más papeletas de encontrar viajes baratos, sino que también puedes disfrutar de todo un universo de ventajas que probablemente no habías contemplado.
Julio, agosto y septiembre son los meses elegidos por el resto de los mortales para disfrutar de las vacaciones. Sin embargo, no todos pueden disfrutarlas en esos meses. Tampoco tiene mucha importancia, porque irse de vacaciones fuera de temporada alta tiene sus ventajas.

1. Viajes baratos: los precios
En temporada alta hay mucha demanda, lo que la convierte en la época más costosa del año. Cualquier hotel, desplazamiento, excursión o actividad serán mucho más caros que en temporada baja.
Si hablamos de los precios de los vuelos, la diferencia es importante. La bajada de las tarifas aéreas está en estrecha relación con el descenso de las temperaturas. Si esperas a que se pasen los meses más masificados, tendrás la posibilidad de beneficiarte de las ofertas de invierno de las compañías aéreas.
Los hoteles urbanos, que a diario están ocupados por viajeros de negocios, aprovechan para lanzar ofertas y descuentos de fin de semana. Los de playa, dada la baja ocupación de los meses más fríos, ofrecen precios especiales, mientras que los alojamientos rurales lo hacen entre semana.
2. Menos masificación y menos estrés
¿Qué te parece ir a la playa a la hora que te dé la gana y encontrar sitio sin haber madrugado? ¿Qué tal la idea de entrar a un museo sin hacer cola o sentarte directamente a comer sin esperar? Pues es posible, pero en temporada baja. Ganarás en tiempo y en salud.

3. Menos calor
Sí, julio y agosto conquistan porque hace calor y son garantía absoluta de buen tiempo. Sin embargo, muchas veces las temperaturas son agobiantes e insoportables y no nos dan respiro para disfrutar como quisiéramos. En temporada baja, las temperaturas son más agradables, permiten hacer turismo más desahogadamente y dormir plácidamente por la noche, que para eso estás de vacaciones.
4. Más variedad de destinos a elegir
Si esperas hasta finales de septiembre u octubre para irte de vacaciones, podrás elegir entre un abanico más amplio de destinos. Por ejemplo, no tendrás que planificar con mucha antelación un viaje a Londres, Nueva York o París, que, además, están en su temporada alta de espectáculos culturales. Igualmente, los destinos de playa, tanto de España como de Sudamérica, tienen disponibilidad prácticamente hasta el último momento.
5. Trabajar en agosto
Sí, trabajar en agosto es una gran ventaja. En un principio, puede que sea duro ver cómo tus compañeros se van de vacaciones, pero ¿y el regocijo que da pensar que te vas cuando ellos regresan con su depresión postvacacional?
Como puedes ver, satisfacer tu espíritu viajero en temporada baja está lleno de ventajas. ¡Aprovéchalas!