Han pasado ya las fiestas y os propongo un jugoso bizcocho de limón para empezar con buen pie el nuevo año. ¿Qué propósitos os habéis marcado para 2016? En mi caso uno de ellos es fácil: seguir horneando y disfrutando de la repostería como hasta el momento.
En todo caso, si os habéis planteado comer un poco más sano, este bizcocho es un buen comienzo. Combina azúcar moreno y blanco y, además, obtiene jugosidad nada más y nada menos que gracias a un ingrediente secreto: el queso tipo philadelphia (que podéis usar light, si queréis cuidar la línea).
Aunque el bizcocho ya de por sí es una delicia, lo acompañaremos además de un almíbar de limón, que le aportará un extra de acidez, y lo serviremos espolvoreado con azúcar glas.
En mi caso, he utilizado un molde decorado de Nordic Ware, pero podéis usar cualquier molde rectangular del tipo “plum cake” que seguro tenéis en casa.
Para el bizcocho:
- 150ml de aceite suave
- 75 g queso tipo Philadelphia
- 100 g azúcar blanco
- 100g azúcar moreno
- 3 huevos
- 200 gr. harina
- ½ cucharadita de levadura química
- 1/4 cucharadita de bicarbonato sódico
- 60ml de zumo de limón
- Ralladura de un limón
Para el almíbar:
- 50ml agua
- 50ml azúcar
- 50ml zumo de limón
Precalentar el horno a 170º. Engrasamos el molde rectangular con spray desmoldante, aceite o mantequilla.
Tamizar la harina con la levadura y el bicarbonato sódico. Reservamos.
Mezclamos el aceite con los dos tipos de azúcar. Incorporamos los huevos. A continuación, añadimos la mitad de la harina. Después el queso, y finalmente el resto de la harina.
Una vez la mezcla sea homogénea, incorporamos la ralladura y el zumo de limón.
Vertemos la masa en el molde y horneamos en torno a 45-50 minutos (o hasta que al pinchar con un palillo salga limpio). Dejamos enfriar en el molde al menos 15 minutos.
Mientras tanto preparamos un almíbar: calentamos el agua con el azúcar. Cuando comience a hervir, retiramos del fuego y removemos bien para que se disuelva el azúcar. Incorporamos el zumo de limón.
Desmoldamos el bizcocho y lo empapamos bien con nuestro almíbar. Dejamos enfriar por completo sobre una rejilla y finalmente servimos, decorado con azúcar glas.
Aunque tiene muy buena pinta me salió pequelito