La vuelta del bar clandestino es hoy toda una realidad que estamos a punto de compartir contigo… si nos guardas el secreto y eres discreto.
Esa sensación de poder que otorga saber algo que sólo unos pocos conocen. Ese subidón cuando te cuentan un secreto. Ese disimular para guardarlo. ¿Escuchas el murmullo al otro lado de una puerta cerrada a cal y canto que no desvela lo que esconde en su interior? Si has sido invitado, golpea en ella la señal secreta. Si no, lo sentimos: vete por donde has venido. Los bares clandestinos se ponen de moda para apuntar directamente a nuestro egocentrismo: es muy elitista ser invitado a una fiesta a las que no todos pueden acceder. Y eso sencillamente nos encanta. Y que viva la exclusividad.
Hace casi un siglo, algunos locales resistieron a la ley seca de Estados Unidos, que prohibía la venta de alcohol, pero lo tuvieron que hacer a escondidas, lo que irremediablemente aumentaba más su atractivo. Estos locales, abiertos en Norteamerica entre 1920 y 1933, fueron llamados ´speakeasy´ (hablar bajito) y es que una condición para poder acudir a los bares clandestinos era no hacer demasiado ruido dentro de ellos para poder mantener el secreto. Sobra decir, que carecían de señalización para que la policía no los descubriera. ¿A quién no le gusta lanzarse de cabeza hacia lo prohibido? En la trastienda de una barbería, en el sótano de una sastrería… cualquier lugar que no pudiera parecerlo era bueno para instalar una barra de bar y llenarlo de botellas. Hoy, lo que en su momento fue una dura prohibición, se ha convertido en tendencia.
Lo que pasa en los bares clandestinos…
… se queda en los bares clandestinos. Es la primera regla. Si no eres discreto, será mejor que no sigas leyendo. Y es que a partir de ahora, te damos nombres muy concretos, así que por favor, actúa con cautela. Nada de proclamarlos a los cuatro vientos en tu muro de Facebook. Nada de compartirlos en un grupo de Whatsapp. Y por favor: nada de anotarlo en tu agenda. Guarda estos datos en tu cabeza y no dejes que salgan de ahí.
Nos vamos a Londres, pero eso sí, vestidos de gala en plan años 20, si queremos entrar por la puerta secreta de The Candle Light Club, un bar de cócteles clandestino que no podemos decirte dónde está… no porque no confiemos en ti, es que ni siquiera nosotros lo sabemos. Los datos llegan a los correos electrónicos de los que consiguen reservar plaza para una de sus fiestas, junto a las instrucciones exactas y la contraseña. El lugar, completamente iluminado por velas, ofrece conciertos en directo de bandas de jazz. Acaba de cumplir sus primeros cinco años, y seguro que no son los últimos. Por cierto, es un sitio perfecto para celebrar despedidas de soltero/a, pero son bien claros al respecto: nada de diademitas con formas ‘arriesgadas’ en la cabeza.
Se definen a sí mismos como “el secreto peor guardado de Londres”, pero aun así deberías tratar de mantenerlo. Estamos hablando de Barts, un local con una excelente calidad en todos sus cócteles que todavía conserva una ventanita corredera para poder espiar quién entra. Se encuentra en la planta baja de un edificio de los años 30, en algún lugar de Sloane Avenue que no podemos especificar. Desde las 18:00 de la tarde puedes aparecer por aquí, si superas el examen del portero, claro, que tendrá que deducir si eres un cliente o un policía de paisano…
En algún lugar de Nueva York está el mítico Please Don’t Tell (Por favor, no lo digas), escondido tras la tapadera de un restaurante de perritos calientes en una esquina que tiene una cabina telefónica antigua. Para entrar, marca el número uno y observa cómo se abre una puerta en la pared falsa de la cabina que da paso a un acogedor local de reducido tamaño donde el alcohol corre a raudales.
Vale que en la trastienda de Kikekeller se pueden tomar copas y cervezas que te saques tú directamente de la nevera, pero lo que está en primera línea resulta también embriagador. Primero te situamos: estamos en la madrileña zona del Triball, en la Corredera Baja de San Pablo. Pero al margen de los secretismos, la principal actividad del local hay que proclamarla a los cuatro vientos porque bien lo merece: se trata de un estudio de diseño de mobiliario e interiorismo donde también se realizan exposiciones. Aquí podrás encontrar muebles y objetos únicos que los amantes del diseño industrial y el arte van a querer llevarse a casa.
Si estos bares te han llamado la atención investiga un poco más para descubrir los ‘speakeasy’ de tu ciudad. Te sorprenderás con la cantidad de lugares ocultos que cualquier gran capital puede ofrecerte. Solo podrás decir que formas parte de esta tendencia si te animas a probar y, quién sabe, a lo mejor pasar por delante de uno de ellos todos los días sin darte cuenta.