En febrero se celebra el año nuevo tibetano, Losar. La mejor época para viajar al Himalaya y, de paso, explorar Bután a través de sus muchas rutas de senderismo.
Olvídate de las cintas andadoras de tu gimnasio, si quieres caminar, sal a la calle o mejor, ¡viaja! Te proponemos hacerlo en un país que está comenzando a abrirse al mundo, Bután. Está plagado de rutas naturales en las que hacer ‘trekking’ mientras descubres un destino inexplorado. Es uno de los mejores países a los que viajar en febrero, aprovechando que es el mes más importante porque dan la bienvenida al Año Nuevo tibetano: Losar. El Reino de Bután descansa a los pies del Himalaya, es independiente de la India desde 1949 y es uno de los países más pequeños del mundo. También es el más feliz del mundo según su medidor de Felicidad Nacional Bruta (FNB), establecido por el anterior rey en 1972 y que calcula en términos psicológicos el nivel de satisfacción de los butaneses.
Tradiciones legendarias
En febrero reciben al año nuevo y los festejos se suceden por todas las ciudades y pueblos, donde no faltan los concursos de tiro con arco (deporte nacional), las danzas típicas y la ara casera, una bebida típica elaborada a base de licor de maíz o de arroz.

Curiosamente el día 21 es el cumpleaños del actual monarca, Jigme Khesar Namgyal Wangchuck, quinto rey de Bután, fecha que se celebra por todo lo alto en la capital, Timbu, con conciertos, obras teatrales, exposiciones fotográficas… Las festividades de Losar comienzan en la región de Punakha y en Punakha Dzong, el monasterio de la ciudad y antigua sede del gobierno del país. Lo hacen con un legendario festival de danza y máscaras (‘tsechu’) y la feria anual (‘dromchoe’), que conmemora la victoria de los guerreros de Bután sobre invasores del Tíbet.
Todos estos festejos se tiñen de los vistosos colores de los trajes típicos (‘kera’ y ‘gho’) de los butaneses. Colores que se contraponen al blanco impoluto de las nieves del Himalaya, que ya empiezan a retirarse abriéndose así los senderos de ‘trekking’ para que comiences tu viaje.
Caminatas con testigos de altura
Teniendo en cuenta que Bután está en el Himalaya, las caminatas están vigiladas por picos de 7.000 metros, así como por mucho verde. La Constitución establece que, como mínimo, el 60% del reino “debe permanecer cubierto por bosques de forma permanente” y así lo ha conseguido en pleno siglo XXI. A través de los caminos llegarás hasta lugares como Taktshang (nido del tigre), uno de los monasterios más famosos del país, constituido por siete templos y ubicado en la ladera de un acantilado a más de 3.000 metros de altura en el Valle de Paro.

La tradición cuenta que allí fue donde meditó el gurú Padmasambhava (deidad principal del país) durante tres años, tres meses, tres semanas, tres días y tres horas. Su acceso sólo puede ser a pie o en mula. Puedes optar por rutas de un día recorriendo los alrededores de la capital, una semana desde Timbu a Paro, o ir más en serio y conseguir hacer la Snowman´s Trek. Es una de las más difíciles del mundo, consta de doce pasos de montaña de más de 4.000 metros sólo aptos para profesionales, pero que a cambio te ofrece (durante los 25 días que suele durar) una de las mejores experiencias del país.
Un término medio es la conocida como Druk Path, tiene una duración de seis días y es muy popular porque está preparada para quienes gozan de buena forma física y algo de experiencia. A su paso descubrirás lagos, bosques o Gangkhar Puensum, que con sus 7.570 metros es la montaña más alta de Bután. Además de parajes como el monasterio de Phajoding, un templo budista y refugio que acoge y da esperanza a chicos desamparados.

Otra de las vías establecidas conocidas es Laya-Gasa. Te llevará dos semanas recorrerla y conocerás pueblos de montaña de la región de Laya habitados por los ‘layaps’. Entre las muchas vistas encontrarás el Monte Jomolhari, el Jichu Drake y Gangchhenta (la gran montaña del tigre). En esta ruta es posible que te cruces con alguna oveja azul (‘bharal’) o algún ‘takin’, un rumiante que es el símbolo nacional de Bután.
Después de tanto andar, nada mejor que un descanso en las aguas termales (‘tshachus’) de Gasa, donde encontrarás tres balnearios, uno de ellos contiene tres piscinas al aire libre con diferentes temperaturas. Lo mejor es que entres en cada una de ellas y decidas cuál es la que está a tu gusto. Los baños termales son muy típicos en Bután, están por todo el reino y es la actividad preferida por los butaneses durante los meses de invierno.
De nivel más moderado que la de Laya-Gasa es la de Los 1.000 lagos de Dagala. De una semana de duración, tiene como fondo la sierra de las montañas Dagala, que divide los dos valles importantes de Timbu y Wangdue. Debido a que la región está, como su nombre indica, bañada por lagos de diferentes tamaños, es frecuente encontrar fauna autóctona como truchas, faisanes, pastoreo de yaks y ciervos almizcleros, de cuyas glándulas se extraía el almizcle.

Lo mejor es que antes de comenzar tu aventura consultes todo lo necesario para ir bien provisto y, si es preciso, lleves contratado desde casa el ‘trekking’ más adecuado para ti. Bután te está esperando para presentarte sus muchos tesoros y una cultura que se va abriendo al mundo.