La navidad está a la vuelta de la esquina y si eres de los que les gusta pasarlas fuera de casa, pero todavía no has escogido destino, en este post os cuento más sobre algunos destinos perfectos para viajar con estilo para Navidad.
Siempre está la opción de visitar algún destino con gran tradición navideña, como alguna ciudad o pueblo alemán que viven mucho la Navidad y es que la preparan con meses de antelación y todas las plazas principales se inundan con los tradicionales mercados navideños, donde puedes encontrar desde regalos hasta puestos de comida y bebida desde principios de diciembre.
Pero si lo que os apetece este año es algo menos tradicional, los destinos que os propongo seguro que os gustan porque, aunque respiran algo de navideño en el ambiente, no son destinos 100% de tradición navideña.
Eso sí, si os animáis a pasar la Navidad en alguno de estos destinos, lo que no puede faltar en vuestra maleta es ropa de abrigo, porque son destinos fríos incluso de nieve. Así que, si tenéis ropa para la nieve o ropa térmica al menos, no dudéis en añadirlo a vuestra maleta. Sino seguro que en vuestro armario tenéis unos pantalones calentitos para combinarlos con una camisa y un jersey. Si no tenéis botas para la nieve, unas botas que tengáis por casa os harán la función o incluso unas zapatillas para pasear. Además de un abrigo, os recomiendo llevar también una parka, son cómodas, calentitas y además si llueve no os calará el agua.

El primer destino que os propongo está a unas pocas horas en avión de nuestro país y es que Chamonix es mucho más accesible de lo que se puede pensar. Para llegar a esta población situada en el extremo este de Francia y lindando con Suiza, lo más fácil será volar hasta Ginebra y desde allí desplazaros en coche, tren o autobús a la localidad de Chamonix, a sólo 100 km.
Chamonix es una de las localidades más visitadas del mundo y se encuentra a los pies del Mont Blanc, el punto más alto de la Unión Europea.
En Chamonix hay muchas cosas para hacer como tomar un chocolate caliente mientras disfrutas de las vistas del Aiguille Du Midi desde uno de los teleféricos, visitar el Museo Alpin, ir de excursión con raquetas de nieve, hacer escalada o esquiar.
El Aiguille Du Midi es una montaña situada en el macizo del Mont Blanc que son 3.842 metros de altura, es la más alta de las Agujas de Chamonix. Además, sobre su pico se eleva una torre de telecomunicaciones y desde hace poco tiempo se puede disfrutar de unas vistas espectaculares de toda la zona desde una caja toda de vidrio, donde si miras por el cristal sobre el que están tus pies verás el Mont Blanc a tus pies con sus más de 1.000 metros de vacío ¡Impresionante!

En el Mont Blanc hay numerosos lagos situados entre 2.000 y 2.500 metros de altitud, entre ellos se encuentra el conocido como Le Mer de Glace, situado en las laderas norte del Mont Blanc. Se trata de un glaciar cuya lengua de 7 kilómetros de largo y 200 metros de profundidad, es el más largo de Francia. Como curiosidad, en 1850 la lengua del glaciar era 2 kilómetros más larga de lo que es ahora.
Para visitarlo tendréis que coger un tren cremallera rojo en la estación de Chamonix-Montenvers y tras 20 minutos de ascensión, estaréis al pie de Le Mer de Glace. Allí se puede visitar la Gruta del Hielo y Le Glaciorium, un espacio interactivo dedicado a la glaciología.
Ya en la localidad de Chamonix, tenéis muchas opciones de ocio como ir de shopping por su gran variedad de tiendas en las calles peatonales de la localidad, donde encontraréis firmas como Moncler o Eric Bompard-Cachemire, además de tiendas de artesanía, galerías de arte, tiendas de deporte, souvenirs o decoración. También podréis ir al cine, a la bolera, al casino o incluso a algunos de sus spas.
En cuanto a la gastronomía, está basada en la tradición saboyana con comida rústica a base de patatas, queso y embutidos. Podréis comer deliciosos gratinados saboyanos, fondues, raclettes, tartiflettes, croûtes a base de pan tostado y queso y especialidades con queso reblochon. Sin olvidar el famoso farçon, especialidad a base de patatas ralladas, tocino, ciruelas secas, uvas de corintio, crema y huevos.
Como veis Chamonix es un destino perfecto para pasar la Navidad esquiando o simplemente conociendo relajadamente esta localidad situada a los pies del Mont Blanc, pero otro destino en el que pasar la Navidad un poco más al norte es TromsØ.
TromsØ está situada a 350 kilómetros al norte del Círculo Polar Ártico y es la mayor urbe del norte de Noruega, conocida como la “puerta del Ártico”, ya que era el punto de partida para las expediciones.
TromsØ está formada por una parte de territorio continental y otra parte compuesta por numerosas islas, algunas incluso deshabitadas.
Esta ciudad está bien comunicada por aire, gracias a su aeropuerto, por lo que podrás volar desde nuestro país a esta localidad, aunque seguramente con alguna escala, pero vale la pena poder visitar esta ciudad situada en medio de la zona de la aurora polar, ya que es uno de los mejores lugares para contemplarla. Por no olvidar que, desde el 21 de noviembre hasta el 15 de enero aproximadamente, el sol permanece oculto.

Aquí podréis visitar la ciudad, dar paseos en motos de nieve, en trineos tirados por perros o vivir la experiencia de hacer una expedición de pesca en el mar helado, visitar los fiordos o sumergirte en el Vulkana, un barco de pequeño tamaño que alberga un spa, situado en el centro de la ciudad y que no requiere de reserva previa.
Pero además de esto, en TromsØ podrás visitar la Catedral del Ártico, una de los lugares más fotografiados y visitados de la ciudad. Se trata de una iglesia parroquial y su nombre en realidad es, Iglesia de Tromsdalen aunque todos la conocen así por lo espectacular de su arquitectura. De forma piramidal y con 11 paneles de hormigón cubiertos de aluminio a cada lado, la hacen visita obligada, además cuando os aproximéis con el avión a la ciudad fijaos porque puede verse desde el aire.
La verdadera catedral de la ciudad es la única que está construida en su totalidad con madera, de estilo neogótico y situada en una plaza con zonas verdes en pleno centro, junto con la catedral católica.
Desde aquí salís a Storgata, la calle comercial principal de la ciudad desde la cual a partir del tramo peatonal se llega a la plaza principal de la ciudad. En la parte más alta está el edificio del antiguo ayuntamiento que data del 1892, el templete de música de 1894 y la estatua del rey Haakon VII de Noruega, así como a la Casa de Cultura y a la estatua del cazador ártico, Fangstmonument, inspirada en un ballenero con su arpón en una barca.
Desde aquí llegaréis al puerto que, aunque no es muy grande ofrece unas bonitas vistas del continente y las montañas y es el lugar ideal desde donde contemplar los fuegos artificiales que se disparan en Año Nuevo.
Otros lugares que visitar en TromsØ son la biblioteca y el archivo público, diseñado bajo el techo original del cine Fokus y cuya cubierta son formas paraboloides hiperbólicas. El Museo Polar, situado en un precioso edificio rojo de 1830, es otra visita interesante ya que muestra la historia de los exploradores del Ártico. Skansen, la casa más antigua de la ciudad que data de 1789 o el puente TromsØ, inaugurado en 1960 y que hasta entonces solo permitía comunicaciones con el continente a través de un ferry. Este puente tiene parte peatonal por lo que acercarte hasta allí para obtener unas impresionantes vistas es casi imprescindible.
Si lo que queréis es conseguir una vista bonita de la ciudad no dudéis en subir al teleférico Fjellheisen, en las montañas al final del fiordo, que permite llegar a lo alto del monte FlØya a 420 metros sobre el nivel del mar.

Si viajáis con niños podéis ir al Centro de Ciencia del Norte de Noruega, un museo de ciencia interactivo o Polaria, un acuario con una arquitectura exterior también muy curiosa.
Por la noche, opta por un look cómodo pero calentito como un vestido largo y un abrigo largo, un sombrero que te proteja del frío, una estola de pelo y unos botines para acercaros al pub más antiguo de la ciudad, el Ølhalllen, situado en las antiguas bodegas de la cervecera Mack. Tienen gran cantidad de cervezas en botella y grifo, para todos los gustos. Después, eso sí de haber probado el solomillo de reno en Emma’s under o la sopa de marisco en Aunegarden.

El último destino que os propongo, está al otro lado del océano, os hablo de Quebec, una ciudad fortificada de Canadá fundada en 1608 y joya del patrimonio mundial de la UNESCO. Si paseáis por su casco antiguo lo entenderéis.
En Quebec hay mucho que ver como el Château Frontenac, el hotel más fotografiado del mundo o el edifico del Parlamento y sede de la Asamblea Nacional. En la misma plaza está la fuente de Tourny, con 43 chorros de agua, esculturas marinas y su iluminación al caer la noche. Desde lo alto del cabo Diamante no dejes de pasear por la terraza Dufferin que domina el rio San Lorenzo y desde donde tendrás vistas excepcionales de la ciudad y las montañas heladas en invierno.
La ciudad está fortificada, así que desde este lugar obtendrás unas bonitas vistas de la ciudad con sus calles empedradas y construcciones de época, donde encontrarás boutiques, galerías de arte y restaurantes. Las calles más importantes son la Place Royale y el barrio Petit Champlain donde la magia se instala en Navidad.

Otros lugares de interés son la Ría de San Lorenzo que va de un extremo a otro de la ciudad y es puerta de entrada al continente americano y el viejo puerto de la ciudad. Además de las Llanuras de Abraham, que son el pulmón verde de la ciudad, aunque en esta época será más bien blanco, y es uno de los parques urbanos más prestigiosos del mundo, donde pasear, ir en bicicleta, hacer esquí de fondo o visitar el Museo de Bellas Artes.
Además, otro buen lugar desde el que obtener unas impresionantes vistas es el Observatorio de la ciudad, con sus 221 metros de altura.
Al llegar la época navideña, Quebec se transforma en un pueblito de Navidad, las luces, la nieve y la decoración crean un decorado mágico y se organizan diversas actividades como mercaditos de navidad en el casco antiguo, exposiciones, conciertos y puedes visitar el hotel de hielo, practicar esquí y snowboard y darte un baño caliente en uno de sus spas al aire libre.

Para comer algo típico, os recomiendo el Ancients Canadian, uno de los más antiguos de la ciudad o al Queues de Castor, donde probar la típica cola de castor.
Espero que os haya gustado esta guía para vuestras vacaciones de Navidad.
¡Ya me contaréis por qué destino os habéis decantado!