Ahora que empieza el frío, un chocolate caliente con unos churros o porras se convierte en un placer. Te decimos dónde tomar los mejores de España.
Max Estrella, mítico personaje de Valle Inclán, en su afán de ser “feo, católico y sentimental” como el dramaturgo, recorrió en su última noche los parajes más emblemáticos de Madrid. Fue así como llegó, tal como se narra en ‘Luces de bohemia’, a la buñolería-churrería de San Ginés. Es esta “La Chocolatería” a la que hace referencia el gallego, convertida hoy en día en cita inexcusable para quienes hacen una parada en Madrid en los meses más fríos.

Abierta desde 1894 en el pasaje del mismo nombre, su chocolate es, además de literario, uno de los más exquisitos de Madrid. “Tanto en invierno como en verano, nuestra chocolatería es muy conocida, no solo por nuestro chocolate con churros en invierno, sino también por la apertura de la nueva tienda en la que encontramos helados San Ginés (de chocolate con churros), y la introducción de nuevos productos, siempre relacionados con el chocolate”, explican los dueños del local. “La calidad de nuestras materias primas y el cariño con el que se elabora hace que siempre nos apetezca”, añaden.
La cadena Valor tiene establecimientos repartidos por todo el país, y uno de sus puntos fuertes es su variedad. Chocolate clásico con churros, pero también chocolate de naranja, de plátano o con frutos secos de todo tipo. Con nata montada, nata líquida, con fresas… Irresistible para los golosos.

“¿De los gordos o de los finos?”
Pero aunque Madrid tenga la fama, los churros con chocolate no son exclusivos de la capital. El modo de tomarlos, o más bien de adquirirlos, varía según la comunidad de procedencia. Igual que el decantarse por churros o porras. Más finos los primeros, más esponjosas las segundas. A estos dos clásicos hay que sumar las nuevas variantes como los churros rellenos. Mientras en Madrid predomina en la opción de las cafeterías, al resguardo del frío de la calle, en Andalucía es más frecuente encontrarse las casetas de venta de churros. Es decir, puestos o quioscos en los que por un euro te puedes llevar cinco o seis churros en un cono de cartón. Así llegan calientes a casa para un buen desayuno.
Pese a que los churros de ‘take away’ sean más frecuentes en Andalucía, también hay chocolaterías clásicas. Como La Guapa, en Cádiz, donde más que diferenciar entre churros y porras, el camarero te preguntará “¿de los gordos o de los finos?”. Abierta desde mediados del XIX, la churrería está ahora en las inmediaciones del Mercado de Abastos. Desde que en los años 30 del siglo XX se hizo cargo del local la isleña Carmen Pecci, al que todos la llamaban “la guapa”, el espacio se empezó a conocer por este nombre.

Casa Aranda, en Málaga, también es mítica entre las andaluzas. Bajo el lema de “más de 75 años dando desayunos”, el café fue, al estilo del Gijón en Madrid, punto de encuentro de bohemios e intelectuales. Escritores y periodistas debatían de lo divino y lo humano en sus mesas: «Los churros calentitos. El chocolate, más calentito aún”.
Chocolate al norte
También en la otra mitad del país, al norte, el chocolate con churros es una buena forma de paliar el frío. Aun más si es en una ciudad como León, en la que las temperaturas pueden llegar a alcanzar los siete grados bajo cero. Un frío que justifica que nadie se tome unos churros sentado en un banco, sino en un local con buena calefacción. Anayka, Rojo y Negro y Santa Ana son tres de las chocolaterías más populares de la ciudad desde hace más de 30 años. En septiembre, Anayka anunció un cambio en la masa tradicional de agua, harina, levadura y sal. Sustituyeron esta última por sal roja de Hawái. Un éxito que gustó a la clientela. Aún más al norte, en Donosti, en la Chocolatería Santa Lucía presumen de hacer los mejores churros del País Vasco. Experiencia no les falta. Llevan abiertos desde el año 1956.
En Barcelona, La Pallaresa es la dirección de referencia entre los amantes del chocolate con churros. Llevan preparando este manjar desde 1947 en la calle Petritxol, la «avenida de los chocolates» en la Ciudad Condal. Dirección que comparte con Dulcinea, cafetería especializada en chocolate a la taza y bollos suizos con nata.

Aunque no haga frío
Cruzando el Atlántico, y pese a que las temperaturas no inviten en apariencia a un chocolate caliente, en las islas Canarias existe mucha pasión chocolatera. En Las Palmas de Gran Canaria, La Chocolatería de la Abuela es una de las más populares. Por poco más de dos euros, se puede desayunar chocolate con churros. Y si realmente el tiempo no invita, el local es también muy conocido por sus tés fríos. Cerca de este local, en el pueblo de Telde, se encuentra otras de las chocolaterías más famosas de la isla, y a la que van vecinos de todos los municipios. Es la Cafetería Churrería Imperial.