Recorre la región de Speyside, cuna del néctar de oro escocés, a través de Malt Whisky Trail, donde se localizan las mejores destilerías y una historia con pasado oscuro.
Es un pecado mezclar el whisky con otras bebidas en forma de combinado. Te lo diría cualquier experto. Pero más grave es acudir a Escocia y no disfrutar de esta tierra que cada año exporta cientos de miles de litros de oro líquido al mundo. La industria del whisky es una de las más importantes del mercado escocés y genera aproximadamente 5000 millones de euros. Solo, con agua, con hielo. Tómalo como prefieras pero si es bueno será escocés y por lo tanto de la denominación de origen Speyside.
Cerca de cincuenta destilerías de fama mundial ocupan esta región donde el whisky es el gran protagonista líquido, a excepción de las aguas del río Spey, importante para la producción de esta bebida pero también famoso por su pesca del salmón y por sus descensos en canoa gracias a que es el más rápido del país.

El néctar de los humanos
‘Agua de vida’, ese es el significado en gaélico de la palabra whisky (‘uisge beatha’). Si el dios Baco hubiera conocido el whisky habría dejado la ambrosía a un lado. Este no concede la inmortalidad, pero sí los matices a malta fermentada en barricas de roble de una bebida que debe mucho a los celtas, cuando hace siglos surgió como aprovechamiento de la cebada humedecida tras una cosecha lluviosa. El whisky de tierras escocesas es el de más renombre del mundo y sus destilerías producen marcas de prestigio como Glenlivet, Speyside, Macallan o Cardhu. Todos siguen un proceso de elaboración muy preciso conforme a la Orden de Whisky Escocés de 1990 que clarifica el acta homónima de 1988. El whisky debe ser destilado con agua y cebada malteada, a 94.8º de alcohol por volumen, en barricas de no más de 700 litros y de madera de roble durante por lo menos tres años.

Comienza la ruta
Sumérgete en el Malt Whisky Trail y descubre las Highlands escocesas con el whisky como excusa. Se trata de tres tramos de menos de 30 kilómetros cada uno que puedes hacer en distintos días y donde descubrirás las destilerías que abren sus puertas al público. Comienza en el lago Lochindorb, al norte de Grantown. En medio de sus tranquilas aguas reposan las ruinas del castillo homónimo, antigua fortaleza del clan Comyn, más bien conocido como ‘la guarida del lobo’ por la maldad de la que hacía gala su señor: el conde de Buchan. Posteriormente dirígete al corazón de Speyside hasta la destilería Glenlivet. Su entrada es gratuita y conocerás la amabilidad de sus gentes con una copa gratuita por cortesía de la casa. Continúa el río hacia el norte hasta Knockando donde se encuentra la destilería de Cardhu, una de las marcas más reconocidas y la única que durante años fue regida por mujeres: primero Helen Cumming y posteriormente su nuera, Elizabeth Robertson, pioneras en la región. Apúntate al ‘Glassic Tour’ y te llevarás además un vaso de recuerdo.

Al otro lado del río Spey, en Craigellachie, es donde continúa la parada final de la primera parte de la ruta. No se trata de una destilería pero sí de algo muy importante para la conservación del whisky: la tonelería de Speyside. Cada año se producen y reparan allí alrededor de 150.000 barriles de las destilerías de la región. Es la única de Reino Unido que sigue trabajando con herramientas y técnicas tradicionales. Aquí tendrás la oportunidad de construir tu propio mini barril y llevártelo de recuerdo.
Dufftown es conocida como ‘la capital del whisky de malta’ y la segunda parte de la ruta. Es el momento de visitar la destilería Glenfiddich. Su whisky de quince años ha recibido las mejores puntuaciones y tres medallas de oro dobles de 2007 a 2010 en la Competición Mundial de Bebidas Espirituosas de San Francisco.
La siguiente cata está a pocos kilómetros, en Rothes. Allí conocerás la destilería Glen Grant, fundada en 1840 y que a día de hoy sigue teniendo uno de los whiskys de malta puro más vendidos del mundo. A sólo veinte minutos, en Keith, está el final de este segundo tramo del recorrido: Strathisla Distillery. Es la más antigua de las Highlands de Escocia, lleva operando desde 1786, y sus joyas son su whisky de doce años y su gama de Chivas Regal mezclado de alta gama.
Elgin, víctima de la ira de ‘el lobo’
Alexander Stewart, Conde de Buchan, siempre será recordado por su destrucción más que por sus hazañas, de ahí su apodo, ‘el lobo de Badenoch’. Se dedicó a quemar parte del patrimonio de las Tierras Altas de Escocia, pero la gran sacrificada fue la catedral de Elgin, tercera parte de Malt Whisky Trail. Situada en el condado de Moray, es el lugar de origen de la empresa ‘Johnston of Elgin’ conocida marca de cachemira que produce desde ropa hasta bufandas y guantes desde 1797. Allí se encuentra la destilería Glen Moray y la ‘La linterna del Norte’, un conjunto arquitectónico de ruinas adyacentes con un gran valor histórico cuya protagonista es la catedral, junto al parque Cooper. A pesar de sufrir un incendio en 1390 a manos de ‘el lobo’ conserva casi intacta su sala capitular de forma octogonal, característica de las catedrales escocesas.

Reanuda el camino hacia el oeste por Dava Moor hasta Forres, donde podrás visitar la destilería Benromach, la única del mundo con whisky de malta orgánico con certificación oficial. Así como la histórica Dallas Dhu que cerró su producción en 1983 pero que sigue abierta como museo. Por último, la mejor manera de terminar con esta aventura a través de la bebida estrella en Escocia es viajar hasta la costa a Lossiemouth, localidad conocida como ‘la joya de Moray’, repleta de campos de golf y playas. Cerca de allí está la ría de Moray, el mayor fiordo de Escocia, donde podrás asistir a la desembocadura del río Spey, el responsable del mejor whisky del mundo.