La capital británica es una urbe cosmopolita, en constante movimiento que rebosa excusas para una escapada. Y con una oferta tentadora para cualquier tipo de viajero.
Guía rápida de Londres

Londres es una de esas capitales europeas a la que uno puede llegar a viajar varias veces en la vida y por diversos motivos. Para estudiar inglés, por trabajo, para asistir a ferias, congresos, espectáculos, para ir de compras o simplemente para pasear, hacer turismo y disfrutar de la oferta de una de las capitales más cosmopolitas y con más posibilidades del mundo.
Eso sí, cada visita requiere una mirada diferente. Hay un Londres para quienes llegan a la ciudad por primera vez, otro para quienes viajan a la capital británica por motivos laborales. La ciudad varía también su oferta según el presupuesto previsto (puede ser una ciudad muy barata y a la vez muy muy cara según lo que se quiera ver). Y también es muy distinta si se viaja con niños, con pareja, con amigos o con compañeros de trabajo.
En este post, hago un repaso de la capital inglesa según diferentes perfiles de viajeros. Londres para estudiantes con poco presupuesto, para familias con niños, para consumistas… Hay un Londres para cada persona. ¿Con cuál te identificas? Y para concluir, un listado de datos prácticos generales, consejos que deben tener en cuenta cualquier perfil de visitante.
Londres para viajeros con bajo presupuesto
Parafraseando a Baltasar Gracián: “lo bueno, si gratis, dos veces bueno”. Esta máxima en Londres se convierte en realidad, ya que la capital británica presume por tener una gran oferta de atracciones gratuitas. Esa opción, sumada a la caída de la libra motivada por el terremoto “Brexit”, y a la abundante oferta de vuelos low-cost ha obrado un milagro: últimamente Londres está al alcance de muchos bolsillos
Varias de las visitas más turísticas son “free”. Por ejemplo, el famoso “Cambio de Guardia” que se celebra en el exterior del Palacio de Buckingham, o lo que es lo mismo, el relevo de un miembro de la guardia real que cambia su turno con otro. Ambos guardias, ataviados con sus uniformes rojos y sus gorros de piel de oso, hacen el canje mientras suena la música de fondo para la ceremonia. La cita es en el exterior del palacio, residencia oficial de la Reina de Inglaterra, a las 11.30 de la mañana. Entre mayo y julio se representa todos los días.
Otra atracción gratuita es la “ceremonia de las llaves”. Otra tradición, esta con ¡más de setecientos años de historia!, que se celebra todas las tardes en la Torre de Londres cuando el jefe de la guardia, el Chief Yeoman Warder, ataviado con una casaca roja, un gorro estilo tudor y portando una vela, cierra la puerta principal. Y hace entrega de las llaves al Resident Governor. Las entradas son gratuitas, pero ojo, aquí es necesario ser previsor pues deben reservarse, como mínimo, con dos meses de antelación y por escrito.
Pasear por los parques londinenses tampoco cuesta un penique. Y son maravillosos para relajarse, especialmente los días en los que el sol se deja ver en la ciudad. Hablamos de parques y jardines como por ejemplo Hyde Park o Kensington Gardens, aunque hay muchos más. En concreto estos dos, los más populares, abarcan más de trescientas hectáreas. Y no son sólo hermosos por su siempre impecable césped, donde tumbarse a cualquier hora del día o hacer un pic-nic. En estos dos vergeles en medio del asfalto hay también lagos donde navegar en barcas, zonas especiales para el disfrute de los niños, vías para patinar y para skateboarders. Además, se pueden ver ardillas por todas partes, gente jugando al fútbol, al criquet o al rugbi; espectáculos varios y hasta conciertos de bandas, sobre todo durante los fines de semana de primavera y verano. Son parques que rebosan la vida y pensados para el disfrute de todos.
Si la visita coincide en domingo, no dejes de pasar, en Hyde Park, por el Speakers Corner, donde podrás escuchar a los predicadores y visionarios que allí se concentran los domingos por la mañana. Es interesante, muy divertido y también gratis.
La oferta de museos en Londres es también muy rica, y lo mejor de todo es que en la mayoría la entrada a las exposiciones permanentes también es gratuita. Habitualmente, sólo se cobra el acceso a las salas dedicadas a las exposiciones temporales. Como las posibilidades son tantas, lo mejor es hacer una selección previa.

Entre los museos indispensables destacar el Museo Británico, con su importante colección de Egipto y Grecia. Y las dos grandes pinacotecas: National Gallery y la Tate Modern. Si viajas con niños, no te pierdas el gran Museo de Historia Natural con sus colosales dinosaurios; el de Ciencias Naturales. O el de la Infancia, con una hermosa colección de juguetes procedentes de todos los rincones del mundo.

Gratis es también la visita la Casa Museo Sir John Soane, arquitecto y coleccionista de curiosidades varias, algunas muy exóticas. Y también la visita a la mansión victoriana de Kenwood House, en cuyo interior se conserva una de las bibliotecas más bellas del planeta. Fascinante y regalada es igualmente la visita al Museo Geffrye, que permite entender cómo era la vida doméstica de las clases medias británicas desde el siglo XVII hasta hoy a través de una serie de habitaciones decoradas con mobiliario preciosista y textiles.

Para concluir este viaje por el Londres más asequible nada mejor que visitar el Museo del Banco de Inglaterra, donde se repasa la historia de la entidad desde su fundación por decreto real, en el año 1694, hasta su misión actual como Banco Central del país. Una excelente oportunidad para ver de cerca lingotes de oro, junto a la colección de monedas y billetes…

Cierro este apartado recordando que las calles de Londres son un pequeño espectáculo en su mismo. Especialmente en la zona de Covent Garden y Trafalgar Square, donde hasta la Royal Opera House hace representaciones gratuitas de ópera y bailes.
Londres con niños
La oferta para niños es también abundante. Ya en el apartado anterior hay opciones que los padres deben tener en cuenta; los museos, los espectáculos callejeros que seguro conquistarán a los más pequeños. Pero hay mucho más.
¿Fans de Harry Potter?. Entonces os gustará saber que en la estación de King Cross St. Pancras hay un carrito porta-equipaje estampado contra la pared. Quienes conozcan la historia del joven mago sabrán que es la entrada al andén secreto 9 y 3/4, de donde parte el expreso rumbo al colegio Hogwarts. Los exteriores de esta estación de e tilo gótico también se utilizaron en la película «Harry Potter y la cámara de los secretos».
No es extraño encontrar gente haciéndose fotos con estos motivos como telón de fondo por que la Pottermania ya ha invadido el mercado turístico. De ahí que uno de los espectáculos más demandados, a pesar de su elevado precio, es la visita a la Warner Bros Studio Tours. Una atracción que te permite ver todo el making off virtual de las películas del gran mago. Importante, conviene ser previsor y comprar con mucha antelación pues las entradas se venden como rosquillas. Y más este año en el que se celebra el veinte aniversario de la publicación del primer libro de la saga: “Harry Potter y la piedra filosofal”.

Otra visita obligada es a la juguetería Halmleys, en Regent Street. El paraíso para muchos niños. Siete pisos llenos no sólo de juguetes varios, sino de trabajadores que muestran las novedades a todos los asistentes. Arenas mágicas para moldear, drones diminutos que vuelan por todas partes, peluches gigantes, magos, figuras de playmobil de escala humana… Problema; todo está pensado para inducir al consumo así que ¡mucho ojo!. Caer en la tentación es muy fácil. La misma sensación tendrás en la zona de juguetes de los grandes almacenes Harrods, aunque en estos últimos, lo mejor es dedicarle un buen rato a la preciosista zona de alimentación. Y concluir con una merienda alta gama de la preciosista marca de repostería Ladurée, situada en un corner en estos mismos grandes almacenes.
Otra idea, si viajas, con niños es acudir a un musical. Hay muchos para elegir en cartel, pensados para conquistar al público infantil: Mathilda, The Lion King, Charlie y la Fábrica de Chocolate o Billy Elliot son algunas opciones posibles a tener en cuenta.
Para hacerse una idea de las dimensiones y posibilidades de Londres dos opciones. Dar una vuelta en alguno de los autobuses panorámicos sightseen, con sus clásicos dos pisos. O más divertido todavía, subirse al curioso London Duck Tour. Un extraño vehículo que más bien parece un tanque gigante que además de recorrer las Londres se convierte en barco y ¡navega por el río Thamesis!.

Y por supuesto, viajes con quien viajes, no dejes de subirte al London Eye (el ojo de Londres). La gran noria que reina al lado de las casas del Parlamento y que empequeñece al mismísimo Big Ben. Desde lo alto podrás contemplar una de las más hermosas panorámicas de la ciudad. La vuelta completa dura media hora. Y en el punto más alto, situado a más de 135 metros, se ven más de 40 kilómetros de Londres.
Londres para consumistas
Como comentaba al Londres es también el paraíso de las compras. Es habitual la escena: mujeres “exóticas” cargadas con varias bolsas paseando por las zonas más comerciales de la ciudad. La imagen provoca cierta envidia pues, sin duda, salir de compras por Londres es una actividad muy tentadora. El problema es que para disfrutarla, hace falta tener la tarjeta de crédito en óptimo estado, premisa, que por desgracia, no siempre se cumple.
Aún así, la oferta es tan rica que seguro aparecerá alguna ganga asequible. Por ejemplo, si el presupuesto no es muy alto, lo mejor es apostar por ir de shopping por algún mercadillo. Hay más de 300, aunque los más interesantes son el de Portobello, famoso por sus puestos de moda estilo retro y por sus más de 1500 anticuarios (tampoco aptos para presupuestos limitados). Abre de lunes a sábado de 8 a 16:30, excepto jueves, que cierra a las 13.00 horas.
En los últimos años ha renacido el viejo mercado de Camden (abierto todos los días), quizá donde encontrar más ofertas con muchos puestos de artesanía, ropa de segunda mano… También recomendable, por no decir imprescindible, es el mercado de Covent Garden, amparado por la neoclásica cubierta fechada en 1632. Lo mejor de este último no son sólo sus tiendas, sino el ambiente. Y saber que en sus alrededores siempre hay actuaciones callejeras con las que entretenerse.

Las calles más comerciales, donde reinan las tiendas de las grandes marcas internacionales son Oxford Street y su vecina Carnaby. Otras avenidas dignas de los espíritus más consumistas son Kings Street, y por supuesto, Brompton Road donde se encuentran los famosos y grandes almacenes Harrods antes mencionados.
Quienes puedan permitirse algún lujo, deben poner rumbo a Bond Street, la milla de oro londinense, donde se ubican las tiendas de las marcas de lujo. Aunque sólo sea para soñar y disfrutar con los maravillosos escaparates, el recorrido merece la pena.
Si quieres huir del centro, otra opción. Puedes ir al Canary Wharf, con tres centros comerciales juntos con más de 200 tiendas.

INFORMACIÓN ÚTIL PARA TODOS LOS PÚBLICOS
Cómo moverse por Londres
Una vez situados algunos de los perfiles mi consejo es caminar y caminar. Aunque las distancias son largas, Londres es una ciudad que se presta al paseo y descubrir tesoros ocultos una de mis aficiones favoritas.
Para moverse en transporte urbano, lo mejor es adquirir la “Oyster card”, una tarjeta inteligente de prepago con la que se puede viajar en metro, autobús y en el tren DLR (que circula en la zona de los docklands). Si eres de los que viajas con niños, recordarte que los pequeños no pagan en los transportes públicos hasta los 11 años.
El funcionamiento de la Oyster es muy sencillo. La tarjeta se carga con el importe en libras que el viajero decida y el dinero se va descontando después en cada viaje. La Oyster calcula automáticamente la tarifa más barata y, así, el precio de cada trayecto siempre es más económico que si se paga en efectivo. Puede adquirirse en varias estaciones de metro, en las máquinas expendoras que hay en diversos puntos de Londres y donde también puedes recargarla.
Moneda
No olvides que en el Reino Unido no hay euros. La moneda oficial es la Libra Wsterlina, así que ten en cuenta que debes cambiar moneda antes de partir. Una vez en Londres hay muchos puestos de cambio. También se puede sacar dinero en cualquier cajero automático, eso sí, pregunta siempre antes a cuánto está en cambio y ten en cuenta las comisiones.
Dónde comer
Viajes con quien viajes, tendrás que comer. Y cuando uno piensa en la comida inglesa, asoma esa “mala fama gastronómica”, lo cual no siempre es cierta. Inglaterra carece de una cocina típica propia y se nutre de una mezcla de ofertas internacionales que, según el restaurante elegido, pueden ser excelentes, buenas o malas. Por tanto, por supuesto que en Londres es más que posible comer bien pero ¡ojo! la buena cocina es también bastante cara.
Quien no tema a la hora de gastar, encontrará restaurantes más que interesantes. Por ejemplo, hay más de 60 con estrella Michelín (dos de tres estrellas, once con dos estrellas y más de 50 restaurantes con una estrella).
Si el presupuesto es bajo, no pasa nada. Hay también mucha oferta low cost para todos los bolsillos. En Londres, casi todos los trabajadores comen fuera de casa y abundan los establecimientos de comida rápida tipo Pizza Hut, Kentucky, Mc Donalds. Starbucks… opciones asequibles y conocidas por todos. Pero en los últimos años se han puesto de moda los locales especializados en recetas naturales y platos con ingredientes ecológicos y frescos: Sandwiches, cremas y purés, ensaladas, postres y zumos de frutas sin conservantes como por ejemplo “Eat” o “Pret a Manger”. Encontrarás uno cada dos pasos.
También hay numerosas cadenas de pizzerías tipo buffet con buena relación cantidad/precio. Otra opción, y mi favorita en Londres, es recurrir a la cocina más exótica. Lo mejor de la capital británica es que te permite acceder a excelentes restaurantes con cocinas de todo el mundo como protagonistas. La oferta de este tipo es rica y, en general, suele ser original y barata: comida china, japonesa, tailandesa, bengalí, indonesia, turca … eso sí, antes de lanzarse a pedir conviene probar ya que no a todo el mundo le gusta el sushi, ni los noodles ni el dim sun.
En todos los establecimientos de comida rápida preguntan si el pedido es para comer en el local o para llevar. La segunda opción es siempre más barata. Y si luce el sol, mi propuesta: comprar algo “to go” y comerlo tumbado al sol en alguno de los encantadores parques de la ciudad. Aún en pleno invierno, los londinenses adoran comer al aire libre. Eso sí, muy abrigados.