Si te gusta madrugar, estás de suerte. Y si eres perezoso, no tienes excusa. Te ofrecemos una selección de lugares en los que no te importará poner el despertador.
Normalmente asociamos madrugar con la pereza, la obligación y la rutina diaria. Pero no siempre tiene que ser así. Levantarse al alba, si es estando de vacaciones, puede tener su encanto. Existen lugares que ofrecen comienzos del día que, aún con alguna legaña, no se borrarán de tu retina por más sueño que tengas.
Volcán Haleakalā, Hawái. La leyenda del sol
Un mar de nubes bajo tus pies, en vez de sobre tu cabeza y, de pronto, el sol. La isla de Maui (Hawái) alberga este mirador natural en forma de volcán a 3.000 metros de altura en el Parque Nacional Haleakalā, traducido como ‘la casa del sol’. Según la leyenda, el semidiós Maui enlazó el sol con los cabellos de su abuela, y lo sujetó justo encima del volcán para que el día tuviera más horas de sol y fuera más largo. Los que han presenciado el amanecer de Haleakalā lo describen como uno de los mejores amaneceres del mundo.

El Gran Cañón del Colorado, Arizona. Paleta multicolor
Sitúate en la zona sur del parque y prepárate para un momento único. La brecha que el río Colorado ha dejado en la roca tiene unos 2.000 años. Eso ya impresiona. Pero la culpa de que el amanecer parezca un espectáculo de luz y color la tienen las piedras que forman la roca, de distintos materiales y pigmentos. El color amarillo anaranjado lo pone el sol, que da vida a las rocas ocres y tejas propias del cañón. Un poco de verde de la escasa vegetación y algo de gris de las rocas sedimentarias terminan de crear esta paleta de color.

Stonehenge, Reino Unido. La luz del misterio
Por mucho que salga el sol, sigue resultando imposible arrojar luz sobre el origen de uno de los monumentos más famosos de Reino Unido. Se cree que el complejo megalítico era utilizado como templo religioso, funerario u observatorio astronómico. La última es una de las teorías más respaldadas porque se cree que servía para predecir las estaciones. No en vano, en el solsticio de verano el sol aparecía atravesando el eje de la construcción. La tradición ha llegado hasta nuestros días para celebrar cada año el Stonehenge Summer Solstice, cuya octava edición se ha celebrado del 18 al 21 de junio. Hasta allí han llegado seguidores de lo místico, de las leyendas celtas para recibir el verano con bailes y música. El culto al sol está asegurado en Stonehenge.

Templos en Bagan, Myanmar. Pagodas doradas por el astro rey
Frótate bien los ojos porque el sol te va a permitir ver la razón por la que Myanmar es conocida como la tierra de los mil templos. Birmania, como era conocida hasta hace cinco años, es un destino que ha abierto sus puertas al turismo masivo hace relativamente poco, por lo que algunos de sus tesoros están casi inexplorados por el viajero occidental. El yacimiento de Bagan, capital de los antiguos reinos, es uno de los complejos mejor valorados y ofrece un gran interés cultural e histórico. Entre las miles de pagodas que allí reposan, algunas son especialmente idóneas para ver amanecer y anochecer: Shwesandaw, Thabeik Hmauk, Pyathada Paya, Sulamani Pahto y Dhammayangyi Pahto. Tu experiencia se convertirá en ‘deluxe’ si la disfrutas desde un globo aerostático.
Abu Simbel, Egipto. El despertar faraónico
Pocas veces ven la luz los entresijos de las maravillas egipcias. Imposible para las Pirámides de Guiza o el Valle de los Reyes. Sin embargo, el interior de Abu Simbel tiene mejor suerte. En el Gran Templo de Ramsés II ocurre un peculiar fenómeno dos veces al año: 22 de octubre y 20 de febrero (dos meses antes y dos del después del solsticio de invierno). Los rayos de sol penetran hasta el mismo santuario. Una vez allí, iluminan tres de las cuatro figuras sentadas, solo una de ellas permanece en la sombra, la del dios Ptah, el del inframundo. La construcción fue así programada y de hecho, hay una capilla dedicada al culto al sol.

Gran Muralla China. El amanecer de la serpiente
¿Te imaginas la cantidad de amaneceres que ha presenciado esta fortificación desde el año 220 a. C.? No te vamos a hacer calcularlo, solo te proponemos que disfrutes de uno de ellos en directo. El gigante chino recibe al sol cada mañana serpenteante, imponente y preparado para recibir a las hordas de turistas que diariamente la recorren. La Gran Muralla China se divide en varios tramos. Puedes escoger algunos muy conocidos como Badaling y Mutianyu u otros menos transitados como el de Gubeikou. Alójate en las localidades cercanas, coge un taxi o autobús y date un buen madrugón para no perderte el espectáculo. Celébralo lanzándote por el tobogán de Mutianyu. Un medio tubo que recorre la zona hasta la puerta de entrada, solo tienes que sentarte sobre la plataforma y conducirte tan rápido o lento como desees.
