En la Riviera Francesa se oculta un lugar dónde no existe el invierno: Mentón. Su microclima subtropical nos regala 316 días de sol al año.
Bordeando la Costa Azul junto a la frontera con Italia se encuentra Mentón, una pequeña población de mar y montaña. Lo que originalmente fue un humilde pueblo costero, se ha convertido en uno de los destinos más populares entre los viajeros debido a su clima. Los veranos son cálidos con una temperatura media de 25°C, mientras que la media mínima en invierno se eleva por encima de los 11°C.
La región comenzó a atraer la atención del público gracias al doctor James Henry Bennett, que acudió enfermo de tuberculosis. Fue el extraordinario clima de esta pequeña localidad el que le curó de su condición. Gracias a sus escritos sobre su recuperación, Mentón se convirtió en el escenario donde la Reina Victoria y personalidades de la aristocracia acudían para relajarse y sanar sus males desde mediados del siglo XIX.
El refugio de Cocteau
Este rincón francés se presenta como un escenario repleto de patrimonio histórico que le ha valido el título de Ville d’Art et d’Histoire. Su Casco Viejo (Vieille Ville) ofrece pequeñas callejuelas inundadas de tonos ocre en las que perderse. Entre ellas se encuentra la Basílica de San Miguel (Basilique Saint-Michel), un tesoro del estilo barroco cuya construcción se inició en 1640 (aunque fueron precisos varios siglos para su finalización.) A poca distancia está situado el Cementerio del Castillo Viejo (Cimetière du Vieux-Château). Este lugar pasó de ser un viejo castillo propiedad del príncipe de Mónaco a convertirse en un cementerio célebre en toda Europa debido a sus vistas al mar.
Desde 2011 y junto al casco antiguo, se erige el Museo Jean Cocteau (Musée Jean Cocteau Collection Severin Wunderman), uno de los más grandes del mundo dedicado al escritor y cineasta, fiel huesped de Mentón. El lugar resulta de gran interés tanto por las 1800 obras donadas por el coleccionista Séverin Wunderman como por la construcción arquitectónica en sí misma. El famoso arquitecto Rudy Ricotte fue el encargado de erigir el edificio que alberga 2700 metros cuadrados dedicados al artista junto a exposiciones temporales y talleres educativos.
El festival de los limones: gigantes de ácido color
El microclima que se produce en Mentón lo convierte en el único lugar de Francia donde se puede cultivar el limón de manera extensa. Allí la popularidad de este cítrico a alcanzado tales cotas que ha culminado en uno de los festivales más célebres de toda la nación, el Festival del Limón (Fête du Citron).
Desde 1928 y durante aproximadamente tres semanas, Mentón rinde pleitesía a su fruta más típica. Cada febrero se erigen esculturas de hasta diez metros de alto formadas por cientos de limones y naranjas. Más de 300 artistas convierten 140 toneladas de frutas en carrozas, esculturas y espectáculos de luces. Todas estas obras cuentan con un único tema en común diferente cada año. En 2016, las esculturas del Festival del Limón rendirán homenaje a toda la tradición cinematográfica italiana de las décadas de los 50 y 60, bajo el apropiado nombre de Cinecittà.
Este festival se ha convertido en el segundo más grande de la Riviera Francesa, tan solo superado por el Carnaval de Niza, y cada año atrae a más de 160.000 visitantes. Desde el 13 de febrero al 2 de marzo, Mentón se baña de tonos cítricos gracias a su edición número 83.
Gastronomía de moda en la Riviera Francesa
Es el destino soñado de los “foodies”. Los aficionados a la gastronomía pueden encontrar en Mentón una curiosa fusión de cocina francesa e italiana. En los restaurantes de esta pequeña población se puede disfrutar de su típica burrata o de platos como el Barbajuan (raviolis fritos con relleno de calabaza y queso) o la Socca (plato elaborado a base de harina de garbanzos a la que se le da forma de crepe). Entre todos ellos destaca el restaurante Mirazur del chef Mauro Colagreco, responsable de colocar a Mentón en el mapa gastronómicamente hablando. Su cocina ha conseguido dos estrellas Michelín y ocupa actualmente el puesto número once en la lista de los cincuenta mejores restaurantes del mundo.
Las amplias cristaleras del comedor permiten contemplar la costa de Mentón al tiempo que se disfruta de unas propuestas gastronómicas solo posibles en ese pequeño lugar. Todo cuanto hay en esta población es lo que utiliza el chef para sorprender a sus clientes. En su cocina se prepara pescado proveniente de la propia costa de Mentón y se adereza con hierbas aromáticas cultivadas en los propios jardines de Mirazur. Situada en las mismas laderas de esta pequeña región es una parada gastronómica obligada si se quiere conocer al mejor chef de toda Francia.
Mentón ofrece a tan solo 15 minutos de Mónaco o a dos horas y cuarto de Marsella un destino que parece apartado del resto de Europa. Una porción de la Costa Azul donde clima, gastronomía y cultura toman su propia identidad y le han ganado a la región el apodo de “La Perla de Francia.”