Cuando llegan las vacaciones o el momento de regalarse una escapada nos solemos hacer las mismas preguntas: ¿Turismo de relax? ¿De aventura? ¿Urbano? La decisión no es fácil y, en ocasiones, nos asalta el miedo a que nuestros merecidos días de descanso se conviertan en un infierno del que se vuelva exhausto y con dolor de piernas. Sin embargo, existe un buen puñado de ciudades que se pueden disfrutar sin cansancio. Por su tamaño son perfectas para calzarse unas buenas zapatillas y visitarlas a otro ritmo. Sorbo a sorbo. Paseando.
1. Dublín: cosmopolita, acogedora y divertida

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La capital irlandesa es una de esas ciudades que se disfrutan, más que por su historia o monumentos, por su ambiente. En un par de días puedes conocer sus lugares más emblemáticos, como el Trinity College (la universidad más antigua de la ciudad), o la estatua de Molly Malone. No te pierdas la comercial Grafton Street, que te llevará hasta St. Stephen’s Green, un tranquilo parque donde tomarse un descanso. A un paseo se encuentran la catedral de San Patricio, Christ Church (muy cerca del pub más antiguo de la ciudad, The Brazen Bread) y el Castillo de Dublín. Desde allí estás a ‘dos pasos’ de una de las zonas de bares y actividad cultural más animadas de la ciudad, Temple Bar. Por si tienes ganas de una buena cerveza, en nada llegarás a la fábrica de Guinness, donde además de conocer sus instalaciones te invitarán a una pinta.
2. Lisboa: barrios y ‘saudade’
La capital portuguesa es una ciudad de barrios. De barrios que invitan a una visita a pie. El Chiado, el Barrio Alto, la Baixa Pombalina y Alfama están llenos de callecitas encantadoras que encierran la esencia portuguesa y en cuyos locales podrás tomarte una deliciosa ‘bica’ (café) o degustar las mil maneras de cocinar el bacalao. La Praça do Rossio está a un paso del Elevador de Santa Justa y, si caminas hacia el mar, te encontrarás con la Praça do Comercio y la Catedral de Lisboa. Ahí te toparás con el barrio de Alfama: no te dejes amedrentar por las cuestas, merecen el esfuerzo.
3. Florencia: todo el Renacimiento a tus pies

Esta ciudad renacentista está hecha para ser disfrutada a pie. Sus callejuelas llenas de historia y encanto, los palacetes que encontrarás en cada esquina o las obras de arte de sus museos permiten degustar un lugar en el que el tiempo pasa volando mientras caminas. Su centro histórico concentra las principales atracciones: la Pizza de San Giovanni o el Duomo de Santa Maria del Fiore están a un paso, y si sigues por la via dei Calzaiuoli encontrarás la Piazza della Signoria, el Palazzo Vecchio, la Loggia de los Lanzi y la Galería de los Uffizi. Cuando termines de disfrutar de las innumerables obras de este museo, no te pierdas el Ponte Vecchio. Y aunque está a una caminata, te recomendamos que subas hasta el monte Belvedere: tiene una de las vistas más hermosas de la ciudad toscana.
4. Ámsterdam no es sólo bicis

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Puede que Ámsterdam sea conocida por su afición a las bicicletas, pero visitar la capital de los Países Bajos es perfectamente posible a pie. Las principales atracciones se concentran en el centro. No tienen pérdida. Si partes de la Plaza Damm, no tienes muy lejos la Magna Plaza, el Barrio Rojo y, un poco más hacia el sur, la zona de los museos. El de Van Gogh y el Rijksmuseum son imprescindibles. No te pillará muy lejos la casa museo de Rembrandt, la de Van Gogh y la de Anna Frank. Y sin dar una sola pedalada.
5. Marrakech: tradición y exotismo
Las buenas ofertas en vuelos y la cercanía con nuestro país hacen de Marrakech un destino muy apetecible. Esta ciudad marroquí ha sabido conjugar tradición y modernidad y ofrece un exotismo árabe en su Medina que sólo puede ser disfrutado paso a paso. No te pierdas las ruinas del Palacio de El Badi, la gran plaza Jemaa el Fna (Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO), sus zocos, las tumbas Sadiees, los jardines de la Menara o la mezquita de Koutobia, auténtico icono de la ciudad.

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6. Tres ciudades americanas a pie
El continente americano no sólo ofrece ciudades colosales y espacios abiertos. Algunas, como la peruana Cusco, permiten visitas de un día ya que tiene un casco histórico más que abordable a pie, con su hermosa Catedral o el animado mercado de San Pedro.
Entre los vecinos del norte, Boston da para una visita sin tener que recurrir al transporte público. El Freedom Trail permite conocer los rincones de la historia de la revolución americana, y en las zonas de Back Ray o Beacon Hill tomarás contacto con la preciosa arquitectura que te llevarán a otro siglo. El Theater District, lleno de teatros y locales de ocio, el célebre MIT (Massachusetts Institute Tecnology), o el paseo a lo largo del Río Charles son otros lugares que no debes perderte.

La ciudad canadiense de Quebec también se ve en dos días. Los lugares imprescindibles son su centro histórico, la ciudadela o la basílica de Notre-Dame. A un paso, al norte, se encuentran las preciosas cascadas de Montmorency.