Se dice que Mallorca es algo más que sol y playa, más que ensaimada y sobrasada; pero a veces es difícil tener pruebas de ello. Difícil hasta que se descubren sitios como los que recorre la llamada Ruta de la Piedra Seca. Sus diferentes tramos recorren la costa noroeste de la isla de Mallorca, y puedes recorrerlos por partes, según los días de que dispongas. Eso y su cercanía a la propia ciudad de Palma la convierten en una buena opción si no sabes qué hacer en Mallorca.
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Nombre de Piedra Seca
El nombre de «Piedra Seca» hace referencia a la técnica usada para construir las terrazas agrícolas que salpican la zona. Las piedras se colocan una tras otra sin ningún tipo de argamasa. El trazado de este sendero de Gran Recorrido sigue los antiguos caminos que unían los pueblos y aldeas de la Sierra de Tramuntana. Estas sendas han sido restauradas por el Consell de Mallorca, por lo que son accesibles para senderistas de cualquier edad.
Itinerario
El itinerario completo incluye 170 kilómetros, y puedes recorrerlos en unos seis u ocho días. Hay abundantes refugios, pero en temporada alta será mejor que hagas reserva. Por supuesto, también puedes hacer solamente uno o dos de los tramos y disfrutar con calma de la belleza de los parajes recorridos y del encanto de sus pueblos.
Lugares a visitar en la ruta de la Piedra Seca
Andratx
La ruta, en su parte oriental, se inicia en este término. En el propio pueblo de Andratx encontrarás un bello núcleo histórico, con blancas casas distribuidas alrededor de la iglesia de Santa María, del siglo XVIII. En Sant Elm podrás disfrutar de las vistas a la isla Dragonera en un ambiente turístico pero al mismo tiempo familiar. Alejarte del mundanal ruido te acercará a las laderas de s’Arracó, donde la vegetación retoma con vigor las laderas dañadas por los incendios.
Calvià
Aunque el municipio es conocido por el turismo de Magaluf, la población está situada en el interior. Una rápida visita al apacible mirador dará cuenta del sosiego que se respira en estos montes, cubiertos de olivares. La variante de Calvià pasa por Puigpunyent, una pequeña población situada en un valle entre densos encinares.
Estellencs, Banyalbufar y Esporles
La ruta no se ha alejado mucho del mar, que tendrás casi siempre a la vista. En el pequeño pueblo de Estellencs podrás ver cómo las calles empedradas desembocan casi en el mar, en la cala que lleva el nombre del pueblo. En lo alto se sitúa la iglesia de San Juan Bautista. No olvides hacerte una foto con su singular campanario, nacido en realidad como torre de defensa contra los ataques de piratas.
Bancales de viejos olivos rodean los senderos en esta zona, y las acequias de herencia árabe parecen guiar al caminante. Poco a poco, los bancales van girándose hacia el mar, y se llenan de malvasía y huertos de tomates.
De nuevo en la línea de la costa se alcanza Banyalbufar. No dejes de visitar la iglesia de la Natividad de Santa María para echarle un ojo al órgano, una maravilla barroca de fama mundial.
Dejamos el litoral por un tiempo para acercarnos a Esporles, donde los antiguos caminos reales dan paso a calles estrechas y casas tradicionales que dejan entrever su pasado de villa industrial. El conjunto formado por la iglesia neogótica y la rectoría es digno de admiración, pero la atracción principal es la escultura de La filadora, un homenaje a la vieja industria textil, hoy ya desaparecida.
Valldemossa y Bunyola
En medio de un valle se encuentra la pequeña población de Valldemossa, que inspiró a escritores como Rubén Darío o Jovellanos. En las celdas de su cartuja vivieron su amor George Sand y Chopin, aunque hoy en día eso parezca impensable a la vista de sus casas de piedra decoradas con macetas de flores.
De mayor tamaño es Bunyola, elegido por muchos extranjeros como residencia. Acoge diversas casas señoriales y algunas, como la de Alfàbia, pueden visitarse. Pero si no te apetece visitar casas viejas, siempre puedes dar un paseo por uno de los bosques más extensos de la isla, Sa Comuna, donde encontrarás viejos hornos de cal.
Deià, Sóller y Fornalutx
Si Valldemossa inspiró a escritores, en Deià los pintores paisajistas del siglo XIX encontraron su musa. Se trata de un pueblo acogedor, rodeado de extensos olivares.
También de olivos y de naranjos está rodeado Sóller, un municipio más comercial y amante de los productos de la tierra. Su tranvía, aún en funcionamiento, data de principios del siglo XX. Valdrá la pena acercarte a la antigua estación telegráfica de Muleta, reconvertida en uno de los refugios senderistas más bellos, sobre los acantilados a la vista del Port de Sóller.
Y desde Sóller el camino empedrado que recorre el Barranco de Biniaraix y los bancales que lo rodean parecen dispuestos para cautivar al senderista. La ruta pasa aquí por las mayores alturas de la isla, llegando a los 1.000 metros de altitud.
Allí en lo alto se estableció el pequeño Fornalutx; y sus casas de piedra, adaptadas al desnivel, se mantienen casi intactas. Recuerda fijarte en los tejados, decorados con dibujos de animales y plantas o con formas geométricas.
Escorca y Lluc
El paisaje de la ruta se vuelve grandioso en las montañas que rodean Escorca. Los caminos visitan fuentes y encinares, y quedan cubiertos por la nieve en invierno.
El Santuario de Lluc, que incluye una hospedería y zona de acampada, representa en centro espiritual de la isla. Desde aquí se inician muchas excursiones a lo largo de todo el año.
Pollença
La sierra da paso a una planicie por la que se alcanza la famosa Pollença, sus numerosas calas y centros turísticos, y más allá la península de Formentor, donde se encuentra el hotel de lujo que hospedó a Churchill o a Audrey Hepburn, y que sigue siendo escenario de importantes eventos literarios.
Y así acaba un camino que visita la leyenda y la historia de la sierra mallorquina, y que permite conocer la artesanía y las tradiciones de esa población que aún no se ha volcado en el turismo de playa. Un conjunto de senderos que combinan diversos tipos de vegetación, desde el monte bajo mediterráneo y sus espléndidos encinares, hasta las laderas cultivadas o cubiertas de olivos. Así acaba la Ruta de la Piedra Seca.