El 1 de Noviembre el mundo entero se llena de celebraciones en honor a los muertos, con costumbres cuanto menos curiosas dependiendo de cada país.
México
Es uno de los lugares donde la festividad se vive más intensamente.
Esta celebración prehispánica tiene lugar cada 2 de noviembre para honrar a los difuntos, aunque todo comienza el día 1 con el homenaje a los angelitos o niños fallecidos.
Los altares se preparan desde el día 31 de octubre en la intimidad de cada casa o en espacios públicos, como los cementerios, con diversos objetos que pueden ir desde las clásicas flores u objetos personales del fallecido, hasta alimentos. Todo tiene que estar preparado para el 2 de noviembre, cuando las almas de los que ya no están regresan al mundo de los vivos y se unen a sus familiares en los altares o en las tumbas, produciéndose así la unión de la vida y la muerte.
Hollywood
Los seguidores de las estrellas de la gran pantalla que ya no están, podrán rendir un homenaje a sus ídolos el Día de Todos los Santos. Entre las actividades programadas hay actuaciones teatrales, actividades interactivas, exposiciones artísticas y artesanales, o un concierto en memoria de los seres queridos.
El cementerio de los famosos de Hollywood no es nada convencional. Su capilla está equipada con una pantalla enorme en la que se proyectan vídeos-homenaje de las personas que descansan en sus tumbas.
Transilvania
Al norte de Rumania, está uno de los camposantos más singulares del mundo, el llamado Cementerio Alegre de Sapanta. La tristeza y los tabúes que suelen caracterizar a la mayoría de recintos funerarios no tienen lugar aquí. Un artesano local, Ioan Stan Patras, decidió tras la Segunda Guerra Mundial llevar la alegría al cementerio pintando las tumbas de colores vivos (sobre todo de azul) y adornándolas con chistes, frases irónicas o pasajes divertidos de la vida de los paisanos ya muertos.
Entre ellos destacan epitafios curiosos como éste: “Aquí descansa mi suegra, si hubiera vivido otro año más, yo ocuparía su lugar”. O éstos: “Aquí yace mi mujer, fría como siempre”, “Aquí yace mi marido, al fin rígido”, “Y otra cosa que mucho me gustaba era sentarme al calor de una taberna acompañado de un vaso de vino y una mujer siempre que fuera la mujer de otro”.