Hotel Barcelo Málaga

El hotel Barceló Málaga es perfecto, tanto si viajas para relajarte como por trabajo. Su privilegiada ubicación, en el corazón de la ciudad, consigue que los lugares de interés, turísticos y de ocio, resulten muy accesibles. En tan solo 15 minutos a pie, llegas al centro.

Con 4 estrellas y un diseño moderno y vanguardista, el establecimiento proporciona todas las comodidades y lujos que el viajero pueda necesitar o desear.

Cada una de sus 221 habitaciones, distribuidas en 8 plantas, disponen de wifi gratuito, carta de almohadas, climatizador, televisión con pantalla de plasma y baño, algunas con bañera normal y otras con torre de hidromasaje. Además, las amplias imágenes de la ciudad que decoran las habitaciones más bien parecen ventanales abiertos que invitan a recorrer Málaga.

En su atrevido vestíbulo B-Lounge, lugar de exposición de las creaciones de famosos artistas internacionales y con la atención dirigida hacia un enorme tobogán, el cual conecta la primera planta del hotel con su B-Lounge, encontrarás la recepción, abierta las 24 horas del día, donde podrás realizar cambio de moneda, obtener información turística o comprar entradas para algún espectáculo o excursión que quieras planificar como itinerario. Además, es un lugar de ocio, ya que también cuenta con un bar y una coctelería, aunque solo está abierta en temporada. 

En Barceló Málaga sirven un desayuno bufé y, en su restaurante, podrás degustar los productos de cada temporada, con una carta que incluye tanto platos típicos de la gastronomía andaluza como de la cocina internacional y de influencia asiática.

Tiene acceso directo a la estación de tren y, en sus inmediaciones, puedes acceder a la playa de San Andrés y a la de Huelin, así como a la catedral, al Museo Picasso, al Centro de Arte Contemporáneo, al Centre Pompidou Málaga, al Museo Automovilístico y de la Moda o al Mirador de Gibralfaro.  

Encontrarás el hotel Barceló Málaga en la Estación Vialia María Zambrano, en la calle Héroe de Sostoa 2, de Málaga. Un lugar privilegiado para localizar un hotel en la Costa del Sol al sur de España, ya que está muy bien comunicado, tanto dentro de la ciudad como a través de la estación de tren, autobuses y su aeropuerto. 

En los alrededores del Barceló Málaga, puedes ir de compras al Mercado Central de Atarazanas y a otros centros comerciales cercanos. Al puerto llegas a pie, en pocos minutos. Y puedes visitar otros puntos de interés de ocio, casi sin moverte del lugar, como el estadio de fútbol La Rosaleda o el Recinto Ferial.

Aparte del magnífico clima, que hace de Málaga un lugar atrayente si buscas sol y playa, no puedes irte sin dar un largo paseo por su casco histórico, repleto de anécdotas y de antigüedad. Su historia abarca desde la Roma de los césares, con su imponente Teatro Romano, pasando por el dominio árabe, con su Alcazaba, o un periodo algo más cercano al actual, con su catedral.

La Alcazaba

Entre los muchos encantos que se puede encontrar en Málaga, su alcazaba conquista al visitante así como, en el tiempo de los musulmanes, servía como lugar fortificado que evitaba la invasión de la ciudad. Está situada sobre una elevación, junto al monte Gibralfaro y la rodeaba un barrio que incluso tenía un avanzado sistema de cloacas. Pero ya no queda ningún vestigio de esas casas.

Su nombre deriva del árabe y significa "ciudadela". Para su construcción se utilizaron piedras del cercano teatro romano y, en su interior, se puede observar la belleza del refinamiento árabe de la época. Patios rectangulares, largos pasillos que rodean jardines y estanques y estancias que combinan luz y sombra en un juego espectacular.

El Teatro Romano

Otra joya sureña y vestigio de la antigua Malaca, nombre romano con el que se designó la ciudad. Se ubica en la base de la alcazaba, por lo que resulta fácil visitar ambos monumentos.

Construido en la época del emperador Augusto, aprovecha una parte de la ladera de la colina para asentar las gradas. También se conserva la orchestra, un espacio al final de la cavea (gradas) en el que podían sentarse solamente aquellos espectadores de clase muy elevada, en asientos cubiertos por losas de mármol decorados con gran riqueza.  

Se utilizó hasta el siglo III d.C. Actualmente, ha recuperado su finalidad a través del centro de interpretación del teatro romano.