La casa Quinta da Fata se construyó a finales del siglo XIX a base de granito de la región, se amplió en la década de 1960 y se remodeló en 1991. Es una casa con un paisaje que se puede disfrutar desde las habitaciones o desde la terraza. También con calefacción central, cuenta con una sala de estar con chimenea y varias habitaciones con baño completo.
La ligera inclinación hacia el sur le da una exposición soleada que beneficia al vino y lo hace particularmente agradable.
Además del viñedo, la granja cuenta con jardines, amplios céspedes y zonas boscosas. Entre los muchos árboles, se destaca un imponente tilo centenario. Tanto el tilo como la torre con el antiguo depósito de agua son muy visibles y le permiten identificar fácilmente la granja desde lejos.
En esta granja donde la viña y el vino hablan más fuerte, puede degustar el vino tinto producido allí bajo la marca Quinta da Fata para acompañar los bocadillos tradicionales de la región.