Hotel Parador De Cuenca

El Parador de Cuenca se halla en un precioso edificio histórico situado en la Hoz del Huécar. Concretamente, se trata de un antiguo convento que posee un magnífico claustro acristalado. También destaca la capilla, actualmente convertida en la cafetería del establecimiento.

Pone a tu disposición un total de 63 habitaciones que se distribuyen en dobles (con dos camas o una matrimonial), dobles superiores, junior suite y suite. Desde las superiores se aprecia una magnífica panorámica de Cuenca, con sus famosas casas colgantes. Todas las estancias disponen de baño completo que incluye bañera y secador de pelo, calefacción o aire acondicionado, caja de seguridad, minibar, teléfono y televisión vía satélite con gran cantidad de canales.

Este precioso conjunto histórico te brinda, no obstante, todas las comodidades de un edificio nuevo. Hay conexión wifi en todo el establecimiento e incluso punto de recarga para coches eléctricos. Además, admite el pago con tarjeta de crédito. Sin embargo, no permite el alojamiento con mascotas.

La entrada al Parador de Cuenca es a partir de las 15 horas, mientras que la salida debe producirse antes de las 12. Está decorado con un estilo austero y clásico que encaja perfectamente con lo histórico del edificio y cuenta con amplios salones donde se puede descansar tras un largo día de turismo por la preciosa ""Ciudad Encantada"". Además, en la propia recepción, donde hay servicio de fotocopiadora, impresora y fax, existen mesas y butacas para coger fuerzas. Esta permanece abierta las 24 horas, ofrece cambio de divisas y servicio de guardarropa para dejar las prendas en caso de necesidad. También el coche dispone de su espacio, con un garaje que, no obstante, es de pago. Y, para llegar a las habitaciones, puede hacerse uso de los ascensores del hotel. Todo ello está pensado en él para una estancia en calma y muy relajante.

El Parador de Cuenca se halla en la Subida a San Pablo, s/n, de la ciudad de Cuenca. Para acceder a él, tienes que seguir el mismo itinerario que se hace para llegar al casco antiguo de la localidad, es decir, atravesar el histórico puente de san Pablo, que data de 1903 y salva la Hoz del Huécar. El hotel goza, por tanto, de una privilegiada situación. De hecho, desde él puedes apreciar una de las mejores vistas de las famosas casas colgadas, principal atractivo turístico de Cuenca.

No obstante, la ciudad cuenta con muchos otros monumentos. Entre los religiosos, cabe destacar los conventos de San Felipe Neri y de la Merced (el propio parador se halla en el antiguo convento de San Pablo) y monasterios como los de La Merced o las Madres Benedictinas. En cuanto a los civiles, son dignos de ver el Ayuntamiento, construido en el siglo XVIII; la Torre de Mangana, que se erige sobre el antiguo alcázar; el Hospital de Santiago Apóstol, cuyo origen data del siglo XII, y la Casa del Corregidor. Sin embargo, hay dos monumentos que destacan en Cuenca por encima de los demás.

Casas colgadas

Son el principal símbolo de la ciudad. Se trata de un conjunto de edificaciones construidas a partir del siglo XV de tal forma que una de sus fachadas cae directamente sobre la Hoz del Huécar, un cañón natural formado por la erosión del río homónimo. Tal parecen abocadas a caer al vacío. Ya fueron pintadas en 1565 por el artista flamenco Anton van den Wyngaerde y,actualmente, se conservan dos: las Casa del Rey, donde encontrarás el Museo de Arte Abstracto Español, y la Casa de la Sirena.

Catedral de Cuenca

Su construcción se inició en el siglo XII, al parecer por deseo de Leonor de Plantagenet, hija de Leonor de Aquitania, hermana de Ricardo Corazón de León y esposa de Alfonso VIII de Castilla. Si bien entonces predominaba aún el estilo Románico, fue la segunda catedral construida según los cánones del Gótico en tierras castellanas tras la de Ávila.

Se trata de un espectacular edificio cuya fachada presenta tres grandes arcos apuntados u ojivales en su parte inferior y otros dos en la superior. En medio de estos dos últimos, aparece un gran rosetón que ilumina el templo. La catedral sufrió un derrumbe a principios del siglo XX y entonces se reconstruyó esta fachada siguiendo las pautas de la original.