Al este de Francia se encuentra la región de Borgoña, conocida por sus grandes vinos y su patrimonio natural y cultural. Un recorrido por sus bellísimas tierras te mostrará la cultura francesa sin tener que hacer cientos de kilómetros, ya que Borgoña reúne ejemplos típicos franceses de castillos, monumentos y pueblos. Entre los bonitos y emblemáticos lugares que esconde esta región, es parada obligada Dijon, la capital de Borgoña.
Lugares mágicos de Dijon
Pensar en Dijon es hacerse la boca agua con una gastronomía deliciosa cuya máxima representante es la mostaza y su intenso sabor. Sin embargo, Dijon es más que buena cocina y buenos vinos. La ciudad esconde joyas históricas, verdaderos legados de un pasado que hunde sus raíces en el poderoso ducado de los Borgoña. Si decides hacer un viaje a Dijon, no dudes en tener en cuenta lo que te vamos a contar a continuación para disfrutar al máximo de tu visita.
Monumentos
Los principales monumentos de esta ciudad se encuentran en la zona de la Plaza de la Libération. Aquí encontrarás numerosos cafés y restaurantes donde hacer una pausa después de un largo día de visita por la ciudad. El Palacio de los Duques y de los Estados de Borgoña se levanta solemnemente sobre la plaza y es allí donde está el actual Ayuntamiento. Además, en este lugar encontrarás el sitio perfecto para hacer cambio de divisas, el Bureau de Change.

Uno de los emblemas de la ciudad de visita obligatoria es sin duda la Torre Philippe Le Bon del s. XV. Junto al Palacio de los Duques, en su interior alberga el Museo de las Bellas Artes con las mejores muestras del arte borgoñón. Con sus 46 metros de altura, es el edificio más alto de la ciudad haciendo honor al poder que ejercieron los duques de Borgoña. Merece la pena subir sus 316 escalones y contemplar una vista panorámica de la ciudad y sus alrededores. En tiempos del rey Francisco I de Francia se decía que Dijon era la ciudad de los cien campanarios. En la actualidad, muchos se han perdido por los intrincados caminos de la historia, pero aun así, la vista desde las alturas de Dijon no te dejará indiferente por su elegancia y majestuosidad.
Dar un paseo por Dijon significa descubrir edificios de madera y de tejas esmaltadas, tan típicas de esta región, e incluso descubrir lugares mágicos. Si prestas atención a todo lo que está a tu alrededor, podrás encontrar uno de los símbolos de la ciudad, La Chouette (la lechuza). Esculpida en una de las paredes de la iglesia de Notre-Dame, la leyenda dice que te traerá suerte y te concederá un deseo si la tocas con la mano izquierda.

Gastronomía
Dijon se encuentra en pleno corazón de la Côte de Nuits, la región de Borgoña donde se producen los mejores vinos franceses, famosos por su color rojo, entre los que destaca el Pinot Noir. Si eres un enamorado del vino, no debes perderte la Ruta de los Grandes Vinos que te conducirá por los viñedos de la zona, convirtiéndote en todo un sumiller con las múltiples catas de vino que se hacen en las bodegas. Incluso, esta ruta la puedes hacer en globo aerostático o a caballo. Lo que es seguro, es que cuando ya se ha recogido la uva y el otoño ha entrado de lleno será imposible no admirar los fantásticos colores que dejan preciosas estampas de colores anaranjados.
Entre otras especialidades culinarias de Dijon, no debemos olvidar su mundialmente conocida mostaza. No pierdas la oportunidad de hacerte con un tarro de esta rica salsa en la tienda Moutarderie Fallot, de larga tradición. El pain d’épices (pan de especias), hecho con harina, miel y azúcar a la que se le añaden anís o jengibre, es también otra de las delicias que ofrece esta ciudad.

Consejos durante la estancia
Viajar a Dijon puede ser una experiencia diferente para el viajero según la época del año en que se llegue a esta ciudad. Normalmente, su clima suele ser templado y con abundantes precipitaciones a lo largo del año. La mejor época para visitarlo es entre el verano y el otoño por sus temperaturas cálidas (20º C o 25º C), no excesivas, aunque no te librará de un buen chaparrón durante algún momento de tu estancia. Lo mejor es llevar ropa de entretiempo como gabardinas o jerséis delgados porque no pasarás calor, sobre todo por la noche. Si no quieres aguantar muchos días de lluvia, marzo es perfecto, aunque aquí sí que será necesario traerse un buen abrigo.
Para visitar la ciudad, el trasporte público es el autobús y lo más económico es hacerse con un bono de transporte. Aunque la mejor opción para llegar a todos los sitios es ir andando. Ten en cuenta, que la mayor concentración de sitios de interés turístico está en el centro. Además, hazte con un mapa en la Office de Turisme y no te perderás ningún detalle.

Si decides descubrir Dijon a finales de octubre y principios de noviembre, llegarás en el momento justo para disfrutar de la Feria Internacional Gastronómica de Dijon, donde los participantes no solo harán las delicias de los visitantes, sino que también será un momento perfecto para hacerse con algún recuerdo original. No te puedes ir de Dijon sin haber comprado de recuerdo, para ti y los tuyos, una botella del buen vino de la región.
Cómo llegar a Dijon
Viajar a Dijon supone descubrir una nueva forma de vivir en una región con verdadero encanto. Desgraciadamente, no existe la posibilidad de hacer vuelos a Dijon desde España. Por eso, la mejor manera de viajar hasta allí en términos de precio y tiempo es tomar un avión desde Madrid hasta Lyon y de allí coger el tren directo a Dijon con un trayecto de 1 hora y 45 minutos. También puedes alquilar un coche y en 2 horas estarás en la ciudad.
Además, si estás jubilado y vives en Francia pero todavía no tienes la nacionalidad, te puedes beneficiar de los viajes del imserso que te llevarán por esta zona de Francia realizando recorridos a tu medida.