Deja a un lado tus miedos y lánzate a vivir una aventura. Sigue nuestros consejos y haz de tu viaje en solitario una experiencia que acabarás contando a tus nietos.
Has intentado ponerte de acuerdo con tu grupo de amigos pero a cada uno os dan las vacaciones en un mes distinto. Llevas meses mirando billetes a la India pero no has encontrado a nadie a quien le haga tanta ilusión como a ti y no quieres quedarte sin el viaje de tu vida. O quizá simplemente necesitas una semana de desconexión. No importa cuál sea el motivo, lo importante es que ya has tomado una decisión: este año, las vacaciones son para ti y solo para ti.

Viajar en solitario es una opción cada vez más popular entre los jóvenes y los no tan jóvenes. En Reino Unido, el ‘solo travelling’ ya supone el 35% de las reservas y según G Adventures, la tendencia ha aumentado un 134% desde 2008. Las estadísticas no mienten: aunque viajes sin acompañante, no estás solo. Millones de personas también lo hacen.
‘Solo travelling’: no solo para valientes
Aunque pueda parecer lo contrario, viajar solo SÍ es para todo el mundo. No importa si eres introvertido o si tu nivel de inglés se reduce a “hello, how are you?”. Como decía Antonio Machado: “Se hace camino al andar” y a lo largo de tu viaje irás superando esos obstáculos que, en un principio, parecían imposibles. La necesidad te hará mejorar ese inglés chapurreado porque lo necesitarás para comprar una botella de agua, y tu lenguaje corporal dará un giro de 360 grados después del curso de mímica acelerado que necesitarás para hacerte entender en los mercados.

Pero no todo son dificultades, viajar sin compañía tiene muchas ventajas, y no solo a nivel de crecimiento personal. Es cierto que es la oportunidad perfecta para conocerte y ser sincero contigo mismo: ¿qué me apetece más hoy, ponerme el traje de turista y visitar siete pagodas o quedarme toda la tarde en el hostal leyendo una novela? Eres libre para hacer lo que te apetezca: qué planes quieres hacer, en qué restaurante (o puesto callejero) comer y a qué hora te levantas mañana. Esto ahorra mucho tiempo de debates y discusiones, tan comunes en los viajes de grupo.
Antes del viaje
Una vez has decidido el destino, lo primero es preparar el itinerario. Documéntate sobre el país que vas a visitar, su lenguaje, sus costumbres, su sistema político y otras particularidades que puedan afectar a tu viaje. De esta forma podrás anticiparte a los posibles inconvenientes que puedan surgir durante el trayecto. ¿Coincide tu visita con alguna festividad en la que vaya a ver más gente? Asegúrate de reservar con antelación para no quedarte sin alojamiento una vez llegues allí. ¿Qué tiempo hará durante tu estancia en el país? Prepara tu maleta en consecuencia. No es lo mismo viajar en época de monzones que en plena ola de calor, aunque el viaje puede ser igual de divertido si vas preparado.

Haz un borrador de tu viaje: planifica a dónde quieres ir y haz una aproximación de los días que estarás en cada lugar. Debe ser flexible para dar cabida a la improvisación. Teniendo en cuenta esta planificación, también puedes comprar los billetes de avión o de tren, si es que vas a moverte dentro de tu destino. Al sacarlos con tiempo, probablemente sean más baratos. También es importante que te informes sobre las zonas o vecindarios a evitar y precauciones a tener en cuenta en ese lugar en concreto.
Antes de ponerte en marcha, consulta con tu médico de cabecera si debes ponerte alguna vacuna y contrata un seguro que cubra posibles percances durante el viaje. Te sentirás más protegido si sabes que puedes acudir a un hospital en cualquier momento. Prepara un botiquín de primeros auxilios con todo lo necesario para tu aventura: ibuprofeno, antibiótico, tiritas, vaselina para las rozaduras, gasas, protector de estómago… En el botiquín de viaje nunca sobran los “por si acasos”. ¡Ah! Y no te olvides de la crema solar, sobre todo si viajas en verano.
Durante el viaje
Si es tu primera vez viajando solo, lo normal es que tengas mil dudas. Miedo, inseguridades… ¿Me aburriré? Viajar sin compañía no quiere decir que debas estar todo el rato solo. De hecho, es mucho más sencillo conocer gente, tanto locales como otros viajeros como tú.

Lo ideal para relacionarte y hacer amigos es alojarte en albergues u hostales. Disponen de zonas comunes perfectas para socializar. En estos espacios es fácil conocer gente con inquietudes parecidas a las tuyas y, sobre todo, el mismo espíritu aventurero que tú. También es buena idea buscar restaurantes con mesas comunes o algún puesto callejero, donde se come rápido y entre mucha gente. Para los momentos de soledad, sobre todo para las esperas en estaciones o aeropuertos, lleva música y lectura. Muchos hostales tienen bibliotecas para tomar libros prestados y en algunas puedes hacer trueque: dejas el libro que ya te has leído y coges uno nuevo para el resto de tu viaje.
Aprovecha la tecnología y descárgate ‘apps’ que te harán el viaje mucho más fácil, desde mapas (online y offline) como Google Maps o maps.me hasta traductores por si la mímica se te resiste en algún momento. También son útiles los mapas de metro y aplicaciones para conocer gente, como MeetUp, para organizar quedadas con gente que tenga tus mismos intereses o incluso Tinder. Y por supuesto, utiliza las redes sociales para mantener el contacto con los tuyos. Informales de tus planes y cuéntales dónde estás y con quién. Es una garantía de seguridad para ti y una manera de hacerles partícipes de tus aventuras.