Tierra de dragones. ‘Minicosta’ hacia el Adriático y un único parque nacional con pistas de esquí. Un país diminuto, pero que se ha convertido en la gran sorpresa de los Balcanes.
En el punto de mira por ser el lugar de nacimiento de la nueva primera dama de los Estados Unidos, Melania Trump, Eslovenia promete. El ‘verde’ es una de sus señas de identidad –bosques, cascadas, espacios naturales–, pero el otro color que lo caracteriza, sobre todo en estas fechas, es el blanco. Proponemos una ruta por el país de cinco días bajo la nieve.
Día 1: Liubliana
Entra al país por avión, directo al aeropuerto de Liubliana, la capital. Una ciudad tan microscópica que puedes conocerla a la perfección en una jornada. Liublina invita a ser paseada deteniéndote en todo aquello que te llame la atención, como la calle de la que cuelgan zapatos sobre un cable a lo ‘Big Fish’. Destaca sobre todo su puente trifurcado sobre el Ljubljanica, el río del amor. Los dragones son la segunda atracción sobresaliente y el símbolo de la ciudad. La leyenda cuenta que el héroe griego Jasón y los argonautas mataron un dragón donde hoy se alza la ciudad. El centro de la vida transcurre en la Plaza Preseren, con su peculiar y característica iglesia rosa. El castillo es el otro punto de interés de la capital, una fortificación medieval desde donde obtener las mejores vistas de la ciudad.

Día 2: Máribor
Una de las prioridades por las que visitar Eslovenia en invierno es por sus estaciones de esquí, y Pohorje es una de ellas. Dedica la mañana a descender sobre sus pistas y por la tarde acércate a la coqueta Máribor. Es la segunda ciudad más grande después de Liubliana y descansa en las montañas, cerca de la frontera austríaca y a orillas del río Drava. Su festival cultural Lent es el más importante de Eslovenia y uno de los más relevantes de Europa: durante dos semanas la ciudad bulle y se llena de turistas. Es además famosa por ser una región vitivinícola con sus frondosas colinas de vides de las que se produce el reconocido vino esloveno.
Día 3: Slovenska Bistrica y Novo Mesto
Una vez que amanezcas en Máribor es hora de seguir la ruta hacia el sur del país. Por carretera encontrarás pueblos con encanto que merecen una visita. No lo dudes y detente allí donde te llame la atención. Te sugerimos algunas paradas como Slovenska Bistrica, una localidad medieval que no ha dejado de crecer desde su fundación en el siglo XIII. A solo una hora de allí por carretera detente en la localidad que recientemente ha puesto de moda Eslovenia en el mapa: Sevnica, el orgulloso pueblo que vio nacer a Melania Trump, la nueva primera dama de los Estados Unidos. Continúa ruta hasta Novo Mesto, una ciudad medieval que está rodeada por el río Krka.

Día 4: Parque nacional del Triglav y Bled
Hoy cálzate las zapatillas porque la primera visita del día es al único parque nacional del país, Triglav. Se sitúa en los Alpes Julianos y debe su nombre a la montaña más alta del lugar, de 2.864 metros de altura. Es perfecto para el senderismo, con caminos bien señalizados donde descubrir monumentos naturales como desfiladeros, cascadas, valles o lagos. Entre estos últimos es famoso el Bohinj, el lago glacial más grande de Eslovenia. Desde su teleférico se puede acceder al Monte Vogel con una estación de esquí muy popular.

Descansa el resto del día en una postal, la que conforman el lago y el pueblecito Bled. Es el resort más importante del país, especialmente por las vistas de sus aguas en las que se refleja su iglesia levantada sobre una pequeña isla. Si las fotos son impresionantes, en persona es de cuento. Y como tal también tiene su castillo; en este caso, sobre un acantilado.
Día 5: Cuevas y paseo por la costa eslovena
Si te gustan las pelis de aventuras, el primer destino de hoy te encantará: las Cuevas de Škocjan. Sumérgete para conocer este sistema de grutas con la sala central más alta de Europa, atravesada por un estrecho puente colgante sobre un río subterráneo. Además de estalactitas y estalagmitas existe una gran colonia de murciélagos.
Cuando termines la visita, pon rumbo a la costa, un litoral de apenas 50 kilómetros de longitud en el mar Adriático. La primera localidad es Piran, la ‘Venecia eslovena’, llamada así por su similitud con la ciudad italiana en la forma de los edificios de su casco antiguo. No es el único lazo entre ambas, ya que aquí el otro idioma oficial es el italiano. La Iglesia de San Jorge y la plaza Tartini son los principales atractivos de Piran. Junto a ella, Portorož, conocida por sus balnearios, como Koper, la siguiente ciudad, que también es famosa por su turismo de bienestar y cuyo origen romano data de 1200 a. C. Un buen lugar para terminar el día, y tu viaje, paseando por sus plazas, calles y puerto.